El partido de hoy entre Eslovenia y Yugoslavia
nos ha enseñado que el fútbol puede tener muchas cosas:
emoción, pasión, aburrimiento, espectáculo pero si una cosa no
tiene es lógica. Yugoslavia partía como clara favorita y se
encontrado desde el principio con una Eslovenia que nada ha
tenido que ver con el rol de debutante que se le ha atribuido
desde antes que se iniciara la competición. Ha marcado el
ritmo de partido durante muchos minutos, le ha jugado en todo
momento de tu a tu a la selección yugoslava y a punto a estado
de empujarla hacia una de las crisis futbolísticas más
importantes del país. Pero cuando todo parecía sentenciado con
el 3-0 esloveno y la expulsión del central de la Lazio
Mihaijlovic, ha aparecido de la nada el orgullo yugoslavo para
reestablecer una situación que ya olía a quemado. Milosevic y
Drulovic se han encargado de volver a dar la vuelta a un
marcador que parecía visto para sentencia. Y es que sin lógica
el fútbol es más bonito. El partido ha empezado con una
Eslovenia muy motivada que ha sabido ejercer una fuerte
presión sobre los jugadores yugoslavos. Zahovic, Pavlin y
Udovic pronto se han hecho dueños del centro del campo
esloveno combinando acciones de alta circulación del balón con
una exquisita colocación defensiva. Una tendencia inicial que,
contra todo pronóstico se ha repetido durante toda la primera
parte donde el equipo yugoslavo nunca se ha llegado a sentir
cómodo sobre el terreno de juego. El conjunto de Boskov no ha
jugado en ningún momento como un equipo, como un bloque, y
todas sus acciones quedaban diluidas en las líneas defensivas
eslovenas o desaprovechadas por sus propias líneas ofensivas.
Kovacevic a tenido la única ocasión clara para su equipo en el
minuto 11 con un disparo poco potente que ha detenido sin
problemas el guardameta Dabanovic. Cuando más desesperadamente
y sin sentido estaba jugando Yugoslavia ha aparecido, la
estrella eslovena, Zahovic. Un centro milimétrico de Karic ha
servido para que Zahovic rematara de cabeza a las mallas ante
la pasividad de Kralj al recibir un sensacional pase en
profundidad de Rudonja. Eslovenia se ha crecido con el gol e
incluso ha podido marcar algún gol más antes del descanso,
pero Zahovic ha fallado una ocasión clarísima solo ante el
portero a tan solo dos minutos del final de la primera mitad.
Tras el descanso la sensación que ha dado los primeros
compases de partido es que Eslovenia iba a ridiculizar esta
noche a todo el equipo yugoslavo. Pavlin en una jugada similar
al primer gol ha rematado de cabeza al fondo de la portería
una falta sacada magistralmente por Zahovic. En este momento,
el central Mihajlovic ha mermado aún más el potencial de su
equipo con dos acciones consecutivas: primero ha cometido un
error garrafal al ceder un balón a Zahovic que sólo ante Kralj
no ha desaprovechado y a materializado en el tercer gol
esloveno y poco después ha dejado al su equipo con diez
jugadores al ver la segunda tarjeta amarilla por empujar a un
compañero. Con este panorama al equipo yugoslavo solo le
quedaba rezar y esperar una dura avalancha de críticas al
finalizar el encuentro. Pero no ha sido así. Y no ha sido así
porque incomprensiblemente, el conjunto de Boskov ha jugado
mucho mejor con un jugador menos sobre el terreno de juego. La
entrada de Milosevic por Kovacevic ha acabado por ser el
revitalizante que necesitaba Yugoslavia para sacar alguna cosa
positiva del encuentro. Y más que algo positivo, con lo que se
ha encontrado es con un milagro. En apenas seis minutos de
anarquía total, Yugoslavia ha conseguido empatar el partido.
Dos goles de Milosevic y uno de Drulovic han acabado por
imponer una situación que sólo se puede entender concibiendo
al fútbol como un espectáculo imprevisible y espontáneo. Al
final del partido los dos equipos han tenido ocasiones de
sobras para ganar el partido. Pero no ha ganado nadie. O
podríamos decir que ha ganado la Eurocopa con el espectáculo
ofrecido por los dos equipos y España, que después de su
derrota ante Noruega aún tendrá la oportunidad de rehacer su
mal debut e intentar colarse en la siguiente fase de la
competición.
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