Perfil de
Antonio Baró, presidente de la LFP y ex presidente del
Espanyol
Antonio Baró Armengol falleció esta madrugada a los 69 años de
edad en Vilassar de Mar donde residía junto a su esposa, María Luisa
Casals con la que tenía cuatro hijos.
Baró falleció tras una larga enfermedad que durante los últimos
meses le mantuvo prácticamente apartado de toda actividad. Baró
nació en Tarragona un 26 de julio de 1931 y desembarcó en el mundo
del fútbol en 1972 cuando bajo el mandato de Manuel Meler fue
nombrado directivo del Real Club Deportivo Espanyol de Barcelona. En
la actualidad, ostentaba el cargo de presidente de la Liga de Fútbol
Profesional (LFP). Abogado de profesión, se forjó una gran
reputación dentro del mundo de la abogacía catalana y más
concretamente de Barcelona.
Su pasión por el deporte, y por el fútbol, hizo que se hiciera
socio del Espanyol con 25 años de edad. En 1972 con Meler como
presidente entró en la directiva del conjunto espanyolista. En 1973
fue elegido tesorero del Espanyol, cargo que estuvo desempeñando
hasta que, seis años después, fue nombrado vicepresidente del club
con Meler en el cargo. En 1982 le llegó la hora de presidir el club
y fue elegido presidente del Espanyol en sustitución de Meler.
Estuvo al frente de la entidad catalana cinco años hasta 1989 cuando
decidió dimitir y hacer frente a sus obligaciones. Con el Espanyol
vivió momentos dulces y otros no tan agradables.
La Copa de la UEFA de la temporada 1987-88 fue sin duda el
colofón durante su presidencia. Aquel equipo, que dirigía Javier
Clemente, llegó a la final ante el Leverkusen donde perdió en los
fatídicos penaltis. Sin duda, el descenso a Segunda División fue el
desencadenante de su dimisión. Baró contribuyó al rejuvenecimiento
de la plantilla. Con él en el cargo surgieron grandes jugadores como
Miquel Soler, Ernesto Valverde, Sebastián Losada, entre otros que
marcaron una época en el club. En diciembre de 1984 fue elegido
presidente de la Liga de Fútbol Profesional, sustituyendo a Manuel
Vega Arango y con posterioridad también fue elegido vicepresidente
de la Federación Española de Fútbol. Baró siempre contó con el
respaldo de todo el fútbol español como lo demuestra no tener que
pasar ni una sola vez por las urnas para ser reelegido al frente del
organismo.
El momento más duro como presidente de la Liga de Fútbol llegó en
1996 cuando el presidente del Atlético de Madrid, Jesús Gil y Gil,
pidió su cese con una moción de censura que no prosperó. Bajo su
mandato se llevó a efecto la conversión en Sociedades Anónimas de la
mayoría de clubes de Primera y Segunda División gracias a un crédito
de 20.000 millones de pesetas para saldar la deuda pública de los
clubes.
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