El
Deportivo se reengancha a la Liga tras noquear al Valencia en el último
suspiro
A CORUÑA, 13 (EUROPA PRESS)
El Deportivo de La Coruña, el campeón, noqueó al Valencia (2-0), el
líder y aspirante, en el primer gran choque de la segunda vuelta de la
Liga, donde cada punto adquiere peso específico, en una cita futbolística
de primer orden que reunió todos los ingredientes necesarios, incluida la
emoción hasta el último minuto, donde el Depor ratificó su victoria.
El partido comenzó con ritmo e intensidad, el elemento más importante
de los grandes choques y este lo era. Dos aspirantes al título, el primero
contra el tercero y una animadversión que dura desde el último partido de
la Liga 1993-94, cuando el Valencia arrancó un empate que impidió el
título de los blanquiazules, lo justifican. El campeón examinaba al líder
y lo hizo desde el principio porque la sociedad Romero-Fran buscaba,
constantemente, las cosquillas de la defensa valencianista, a la espalda
de Mendieta. La zona ancha era propiedad de Emerson y Mauro Silva que
tejían su telaraña con excesiva facilidad. Aún así, reminiscencias de los
picotazos de 'Piojo' López, emergieron en el Valencia que, con
desplazamientos largos de Baraja o Mendieta, bien aprovechados por Ilie y
sobre todo Carew, recordaron viejos fantasmas en Riazor. El noruego, pieza
clave en los últimos partidos con goles decisivos, apunto estuvo de
adelantar a su equipo en el minuto cinco cuando cruzó en exceso, ante la
salida de Molina, una buena cesión del rumano Adrian Ilie.
Tras unos minutos trepidantes, la excesiva responsabilidad de los
puntos en juego y el carácter conservador de sus técnicos, intensificó la
tensión en los jugadores de ambos equipos que relegó el juego a un segundo
plano. Un plano en el que se mueven bien Depor y Valencia, que lucen más
por sus resultados que por su juego. Paralelamente, Mendieta y Djalminha,
los dos ases, desaprovechaban dos faltas en el borde del área que podían
haber desequilibrado el encuentro, inmerso en las imprecisiones. El choque
necesitaba un gol para desmelenar a dos equipos que se caracterizan por el
orden, la concentración, la fiabilidad pero con carencias de clase e
imaginación individual y sobre todo colectiva. La tensión presente en todo
el encuentro adquirió tintes excesivos en los últimos minutos de la
primera parte cuando cada jugador se tomaba la revancha por su parte y el
colegiado Turienzo Alvarez no acertaba con su autoridad. Mayor podía haber
sido el desaguisado si un codazo del brasileño Djalminha, en un lance del
juego, sobre Abelda hubiera sido considerado como agresión.
OCASIONES DE GOL
La segunda parte trajo consigo grandes ocasiones de gol en las botas de
Vicente, tras una gran penetración por banda izquierda, y de Makaay, en un
disparo que se perdió a la izquierda de Cañizares, para el Valencia y el
Deportivo, respectivamente. Asimismo, los jugadores parecieron olvidarse
un tanto de la importancia del partido e iniciaron unos minutos de buen
juego. Los locales, por la izquierda, un auténtico filón por el escaso
trabajo de recuperación de Mendieta, abordaban todo su juego ofensivo
aunque sin productividad, mientras que el Valencia se declaraba
oficialmente al juego de contragolpe, sin elaboración. Si no era un gol lo
que podía cambiar el signo del partido, tenía que ser una expulsión,
lógica dada la intensidad del juego. La 'cobra' Ilie sería el elegido, en
el minuto 57, para abandonar, por doble amarilla, el césped de Riazor. La
consecuencia no podía ser otra que reforzar los planteamientos defensivos
del conjunto 'che' y enarbolar a los deportivistas en busca del gol. Un
tiro al palo de Djalminha, en el 56, y un remate de Makaay, en el 57, tras
el enésimo centro de Romero, que atajó 'Cañete', fueron dos claros
ejemplos.
El acoso blanquiazúl comenzó a ser agobiante para el actual líder y a
sabiendas del cansancio de los visitantes, Javier Irureta, dio entrada a
Valerón, retirando a un mediocentro, para juntarle con Djalminha en la
zona de creación. El Deportivo tenía, controlaba y dominaba el balón, el
Valencia se atrincheraba pero las huestes gallegas, demasiado previsibles
en su estrategia de ataque, no acertaban con el punto de flotación de los
valencianos, la portería defendida por Molina. Entre ataque y ataque, un
respiro, que aprovechaba el Valencia para inquietar a Molina y arruinar
las esperanzas de la hinchada, especialmente el altísimo noruego que, a
falta de juego aéreo, estaba listo a los errores de los centrales del
Deportivo. El oficio y competitividad del Valencia, de la que tanto se
quejan los aficionados 'ches', permitieron aguantar la avalancha del
Deportivo, pero sólo hasta el último minuto donde el primer centro de
Valerón desde la derecha era aprovechado por Pandiani para darle el
triunfo a su equipo, que, dos minutos después, ratificaría Makaay con el
segundo tanto de una victoria que el Deportivo mereció más.